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Fundado por la Reina Margarita de Austria en 1611, el Monasterio de la Encarnación es uno de los monumentos más destacados del centro de Madrid. Pertenece a la institución de las monjas Agustinas Recoletas, a las cuales pertenecieron damas de alta alcurnia. Fue construido para conmemorar que Felipe III, esposo de Doña Margarita, había expulsado a los últimos moriscos de la Villa.

Si prefieres que te lo enseñen, no te pierdas nuestro Free Tour de la Inquisición Española, donde hablaremos de este monumento.

Real Monasterio de la Encarnación

Antecedentes al Monasterio de la Encarnación

Los terrenos circundantes al antiguo Alcázar, al norte de la Plaza de Oriente, los poseían los Marqueses de Pozas. El rey, Felipe III, compraría estas tierras a los nobles alentado por su esposa, Margarita de Austria-Estiria. La intención fue la de construir un nuevo monasterio próximo a su residencia y comunicarla con un pasadizo para el acceso a los miembros de la realeza.

Sus buenas relaciones con las monjas agustinas de Valladolid, donde había vivido seis años, al cambiar la Capital desde Madrid a Pucela, hizo que quisiera mantener la relación con las mismas, estableciendo en el Real Monasterio de Santa Isabel su ubicación hasta la obtención de un edificio propio.

De la misma forma que el Monasterio de las Descalzas Reales, en las cercanías de la Puerta del Sol, había sido un proyecto levantado por la Princesa Juana de Portugal, el nuevo edificio para las monjas de clausura sería su proyecto personal. De hecho, el 20 de enero de 1611, hizo venir desde Valladolid a cuatro monjas de la orden, como comienzo de la fundación del monasterio, la primera priora, la Madre Mariana de San José, Francisca de San Ambrosio, Catalina de la Encarnación e Isabel de la Cruz.

Construcción del edificio

Fue diseñado por Fray Alberto de la Madre de Dios, en un estilo Herreriano o renacentista tardío, a veces llamado barroco madrileño, que ha resultado erigirse como el mayor exponente de la arquitectura del reinado de los Austrias en Madrid. Combinaría a la perfección los materiales y los colores, utilizando el ladrillo como su material base.

Muchas referencias, apuntan a que el arquitecto encargado fue Juan Gómez de Mora, ya que no ha sido hasta tiempos recientes en los que se ha descubierto que Fray Alberto de la Madre de Dios tuvo un papel mucho más importante en la historia. En esta ocasión, fue elegido por la Reina para llevar a cabo tan importante tarea.

La primera piedra la colocaría el propio Rey, bajo bendición del Arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas, el día 10 de junio de 1611. Por desgracia, el 3 de octubre de aquel año, la reina consorte moriría unos días después de dar a luz a su último hijo.

Real Monasterio de la Encarnación

Época de esplendor del monasterio

El edificio acabó de ser construido en 1616. El día de la advocación del monasterio, el de la Visitación, el 2 de julio, fue consagrado el altar mayor. Se celebró una enorme fiesta de inauguración, que se extendió hasta el día 6, para celebrar las exequias de la Reina Margarita.

A lo largo del siglo XVII y XVIII, su interior llegaría a albergar diferentes obras de arte, destacando el Salón de Reyes, con pinturas de bodegón de Juan van der Hamen, conjuntos pictóricos de Lucas Jordán, el retablo mayor, con la Anunciación de Vicente Carducho o esculturas de Gregorio Fernández o Pedro de Mena.

Incluso el pasadizo que comunicaba la antigua casa del Tesoro del Antiguo Alcázar con el monasterio, acabaría bañado de pinturas de Diego Velázquez. Destaca por encima de todo, el relicario de bronce, realizado con más de 700 piezas que incluye materiales como coral, marfil o madera noble.

La sangre de San Pantaleón

Uno de los secretos mejor guardados del monasterio es una pequeña ampolla dorada, expuesta sobre un pequeño altar blanco, que atrae a miles de fieles católicos año tras año. Concretamente el día 26 de julio, coincidiendo con la víspera de la festividad de San Pantaleón, la sangre en el interior de la ampolla comienza a licuarse.

Unas horas antes del 27 de julio, la sangre comienza adquirir estado líquido. Un proceso que dura unas 48 horas, antes de volver a su estado habitual, el sólido. Se puede comprobar personalmente, tal incluso como realizó la inquisición en su día, dando veracidad a esta metamorfosis milagrosa única en el mundo.

Los pocos años que no ha sucedido dicen que ha vaticinado grandes desgracias. Por ello, los fervorosos católicos han acudido puntualmente a la cita para ver cómo cambiaba el brillo escarlata y dar fe del milagro. Sigue siendo actualmente uno de los grandes misterios de la Villa.

Real Monasterio de la Encarnación

Reformas posteriores del Monasterio de la Encarnación

A la vez que el Real Alcázar de Madrid, el Real Monasterio de la Encarnación sufrió los estragos del fuego aquella nochevieja de 1734. El pasadizo de conexión quedó destruido, dejando el espacio aprovechable para que Felipe V incluyera la Real Biblioteca, e incluso acabaría siendo sede de la Real Academia de Historia.

Se contrató entonces a Ventura Rodríguez, para que, desde 1755, dirigiera las obras de remodelación del monasterio. El arquitecto de la futura Fuente de la Cibeles, tomó como base el barroco romano para realizar los exquisitos interiores del monasterio. Con el proyecto en la mano, su labor se extendió desde 1761 hasta 1767, concluyendo el intento de devolver el esplendor que el monasterio había vivido antaño.

Se incluyeron capiteles jónicos, entablado corrido, casetones en las bóvedas y se añadieron algunos lienzos más. También se añadieron las estatuas de “los Santos Doctores”, de Isidro Carnicero o el relieve de “El Salvador”. Pero la alegría duraría relativamente poco.

Decadencia del Monasterio

La primera de las desamortizaciones se le atribuye a Manuel Godoy, el primer ministro de Carlos IV, aunque su ejecutor sería Mariano Luis de Urquijo. Tras la bancarrota de la Hacienda Real, se expropiaría ciertos bienes amortizados que llenaran las arcas reales.

Esta medida hizo, entre otras cosas, que, durante el reinado de José Bonaparte, apareciera un gato ahorcado en el Monasterio de la Encarnación, con una cita: “Si no lías pronto el hato, te verás como este gato”. A pesar de esta decisión por parte del gobierno español, el Monasterio no sufrió ninguna expropiación.

No sería hasta la Desamortización de Mendizábal y la de Espartero cuando el Convento sufriría las consecuencias de la mala economía española. La apropiación de los bienes del clero secular acabaría por echar en 1842 a las hermanas clarisas, tuvieron que exclaustrarse y se comenzó a derribar paulatinamente el edificio. Sobrevivió la zona del claustro, la iglesia y algunas estancias.

Reconstrucción definitiva

En 1844 se proclamó ilegal y se derogó la ley de expropiaciones. Se realiza un proyecto de reconstrucción que se alarga hasta 1847, año en que las monjas volvieron a sus aposentos. El encargado fue el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, que aprovechó las obras de la Plaza de Oriente para restaurar la zona de la calle San Quintín.

Fue abierto al público en 1965, y se instaló la estatua de Lope de Vega que hay justo en la parte exterior de la iglesia. Hoy depende de Patrimonio Nacional, que realiza visitas guiadas por su interior para conocer en profundidad los personajes de la Casa de los Austrias que fueron los mecenas del complejo.

Merece la pena contemplar la fachada del monasterio, observar los escudos de la Reina Margarita y, si cerramos los ojos, visualizar un pedazo del pasado de la villa, pura joya barroca de la capital de España. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994.

HORARIOS

PRECIOS

  • Menores de 5 años
  • 18 de mayo, día Internacional de los Museos. (Excepto días de cierre)
  • 12 de octubre, Fiesta Nacional de España, sin distinción de nacionalidad
  • Miembros de familias numerosas según disponen los artículos 2 y 3 de la Ley 40/2003, de 18 de noviembre, de Protección a las Familias Numerosas y Real Decreto 1621/2005, de 30 de diciembre, que desarrolla la citada ley.
  • Miembros del ICOM (Consejo Internacional de Museos) y del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (ICOMOS).
  • Guías Oficiales de Turismo con carné de Guía Oficial de Turismo, realizando su actividad profesional, o cuando soliciten la entrada con el fin de preparar su trabajo
  • Personal docente en activo con carnet de docente.
  • Personas con discapacidad portadoras de acreditación. También tiene acceso gratuita la persona acompañante.
  • Personas en situación legal de desempleo que acrediten esta circunstancia, mediante Tarjeta de Demanda de Empleo o documento equivalente, expedido por Órgano competente.
  • Los miércoles y jueves de 16 a 18:30 h., todo el año, para ciudadanos de la Unión Europea, residentes y portadores permiso de trabajo en dicho ámbito y ciudadanos iberoamericanos, previa acreditación nacionalidad (carta de identidad nacional, pasaporte o carné de conducir) o permiso residencia o trabajo. Estas entradas únicamente se pueden adquirir en taquillas.

¿Dónde está el Real Monasterio de la Encarnación?

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