El viejo cementerio judío de Praga, uno de los Monumentos más visitados junto el Reloj astronómico, la Catedral de San Vito y el Puente de Carlos, tiene su origen en el siglo XV. Está considerado como uno de los diez cementerios a visitar más interesantes del mundo.
En hebreo se dice “Beit Hajaim” traducido literalmente como “Casa de la Vida”, ya que, para los judíos, alcanzar el Olam Habá, es decir el Mundo venidero, pasa por depositar el cuerpo que es prestado de la tierra y alcanzar la Vida eterna a través del Nefesh, el alma.
Si prefieres que te lo enseñen, no te pierdas nuestro Free Tour Praga Imprescindible, donde te la explicaremos.
CEMENTERIO JUDÍO DE PRAGA
El primer cementerio judío de Praga
A pesar de que se tiene registro de que los primeros enterramientos judíos se realizaron en el primer asentamiento judío en Praga, en el barrio de Malá Strana, el más antiguo confirmado dentro de la metrópoli de Praga, cuya fundación se produjo durante el reinado del rey Otakar II, es uno situado en la actual calle Vladislavova. Su ubicación pertenece a la hoy conocida Ciudad Nueva, en una finca entonces llamada “jardín judío”.
Ocupando un espacio de aproximadamente 48.000 metros cuadrados, aquel espacio de tierra santa se acabaría a la llegada al trono de Vladislav de Jagellón. En vista que planteaba ciertas dificultades de desarrollo del plan urbanístico creado para la ciudad nueva, decide suprimirlo en el año 1478.
A día de hoy, aún queda un pequeño resto de aquel cementerio, justo al lado de la cabeza giratoria de Franz Kafka, con apenas dos o tres lápidas a modo conmemorativo. Además, la calle se llama Vladislavova en honor a Vladislav de Jagellón.
Construcción del Viejo Cementerio Judío
Tras la inclusión de la comunidad judía en el gueto, debía ser en el propio gueto donde fueran enterrados. Así, en torno al segundo cuarto del siglo XV, ya se tienen referencias de fincas que se usaban a este menester. La lápida más antigua conservada es la del poeta Avigdor Kara de 1439, si bien es cierto, la que se puede ver hoy es una réplica de la original que está hoy resguardada en el museo.
Algunas lápidas góticas del anterior cementerio se trasladaron de ubicación al nuevo, para conseguir juntar un lugar lleno de historia judía, incluso algunas acabarían formando parte de los contrafuertes de la edificación que ahora es la Sinagoga Klaus.
Durante más de tres siglos, el cementerio se fue incrementando en superficie, comprando las fincas adyacentes. Hay que tener en cuenta que en religión judía no se puede realizar enterramientos uno encima de otro, a no ser que los cuerpos pertenezcan a la descendencia directa, sea esposo o esposa, o pasen 49 años entre los entierros. (7×7) Siete por siete en el Talmud es como se decía para siempre. Además, las lápidas comenzaban a apilarse sobremanera.

Llega el problema de espacio
Las autoridades judías, se dieron cuenta de que no había más fincas disponibles. El problema de vivir dentro de un área amurallada como el gueto es que el espacio es muy limitado. Seguir las escrituras al pie de la letra, suponía rebasar aquellos límites, y trasladar el cementerio un sacrilegio, puesto que otra de sus normas era no perturbar el descanso de los muertos. La solución también estaba en el Talmud, ya que al final aparece una cita que dice, que toda regla del libro sagrado ha de cumplirse a no ser que exista una causa de fuerza mayor.
Así, se decidió retirar las lápidas previo registro. Se colocó una capa de tierra encima de las tumbas existentes, se niveló la superficie y el cementerio comenzó a crecer no extensión si no en altura.
Algunas lápidas se recolocaban en la misma posición, y se les incluía el nombre del nuevo fallecido debajo del anterior. El proceso de relleno y renivelación se repitió muchas veces a lo largo de los siglos. Por desgracia, durante el proceso algunas lápidas se perdieron. Actualmente se calcula que el cementerio tiene unas 12.000 lápidas y en torno a 100.000 personas enterradas.
Lápidas del cementerio judío de Praga
Las lápidas se colocan en el día del Jahrzeit, es decir cuando se cumple el primer aniversario del fallecimiento. Las primeras lápidas se colocaban de arenisca, de corte sencillo, aunque la mayoría se perdieron por la erosión. Las lápidas góticas se distinguen porque sus letras presentan relieves profundos, además del dibujo de un trébol. Las renacentistas se podrían distinguir por el trabajado perfil del marco.
Ya en el siglo XVI y XVII, la arenisca dio paso al mármol local extraído de Slivenec y surgen las primeras tumbas monumentales como la de Mordechai Maisel o el Rabino Judah Jöw. Las lápidas llamadas “Ohel”, es decir, las más grandes, están reservadas sólo para los personajes más importantes de la comunidad judía.
Las lápidas del barroco, de los siglos XVII y XVIII están decoradas con motivos florales o animales, y las últimas colocadas en el cementerio, del periodo rococó, apenas tienen relieve y presentan numerosas figuras. Además, las inscripciones se pueden encontrar en checo, ya que se hablaba este idioma dentro del gueto, pero los epitafios están en hebreo.
Las figuras se solían colocar como elemento conmemorativo, con dibujos para conmemorar los oficios de los judíos, así nos encontramos con pinzas, que nos indican que el fallecido era médico, peces, para los pescadores, o tijeras para los sastres. También pueden referirse a la familia o etnia a la que pertenecían, como las manos, referidos a los Cohanim, descendientes directos de los sacerdotes del Templo de Jerusalén, o el dibujo del cántaro, referidos a la tribu de los Leví.
Si paseamos a su alrededor, lo más probable es que veamos piedras depositadas sobre la base de las lápidas. En las antiguas diásporas, al fallecer una persona y enterrarla, se cubría la tumba con piedras para evitar que los animales pudieran profanar el cuerpo. Esa costumbre se transmitió como un legado, el cual ahora ha cambiado su significado y es más próximo a la acción de dejar flores. También se suelen colocar notas debajo con mensajes hacia el difunto.

Reforma del Cementerio Judío de Praga
Durante los últimos años del siglo XIX y principios del XX, el barrio judío sufrió una reforma integral, que también afectó al cementerio judío de Praga. Parte de su superficie quedó cubierta por nuevas calles y edificios durante su reconstrucción.
Gracias a la Hermandad Funeraria Judía de Praga, se transcribieron multitud de epitafios de las lápidas y se registraron a muchos fallecidos que de otra forma se hubieran perdido para siempre.
Esta gesta de inapreciable valor histórico, también queda reflejada, por ejemplo, en una de las lápidas conmemorativas de la parte norte del cementerio, junto a la fachada este de la Sinagoga Klausen, en la llamada zona del Nefele. Aquel lugar, reservado para enterrar a los niños menores del mes de edad, fue donde se colocaron los restos de los cuerpos afectados por la reestructuración del barrio en 1903.
Dicha reestructuración hizo perder parte de los terrenos del cementerio, que llegaba hasta la calle 17 Listopadu, a favor del edificio actual del Museo de Artes Decorativas de Praga.
Además, la entrada al cementerio cambió. Dejó de usarse el acceso por la esquina de las calles Břehová y U Starého hřbitova, donde ahora hay una placa dedicada a Pavel Tigrid, un político checo, para realizar su acceso por la calle Široká, a través de la Sinagoga Pinkas. Conviene recordar que la ley judía no permite entrar y salir por la misma puerta del cementerio, puesto que arrastraríamos el alma del fallecido a nuestro paso. La salida del mismo se produce entre la Sinagoga Klausen y la Casa Ceremonial.
Usos del cementerio judío de Praga
El cementerio judío, o en checo Starý židovský hřbitov, está dentro del Museo judío de Praga y es visitable. Dentro además de las tumbas de los personajes citados, están también las de judíos famosos como David Gans, discípulo del Rabino Löw que fue matemático, astrónomo e historiador, Josef Delmedigo, científico y médico del renacimiento, o David Oppenheim, Rabino primero de Praga y luego de todas las tierras checas.
La última vez que se utilizó este cementerio fue el 29 de mayo de 1787, colocando la lápida correspondiente al último fallecido enterrado que fue Moses Beck. Actualmente no se realiza ningún enterramiento, ya que esas funciones dependen ahora del Nuevo Cementerio Judío.
Para conservar su estado, la Comunidad judía no permite salirse del área delimitada por cuerdas durante la visita.
Horario del cementerio judío
- Abre todos los días excepto sábados y fiestas judías de 9:00 a 16:30.
- Está dentro del Museo Judío de Praga.
- También está incluido en la Prague Card.
DÓNDE ESTÁ EL CEMENTERIO JUDÍO
- Se encuentra en Praga 1 en la calle Široká, 110 00 Josefov.
- La forma más sencilla de llegar es saliendo del metro Staroměstská, línea A, la verde, o el autobús 207 con parada también en Staroměstská.
MONUMENTOS CERCANOS

Viejo Ayuntamiento Judío
Ubicado en la esquina de la calle Červená y la calle Maiselova, el edificio del viejo ayuntamiento judío cumplió su objetivo principal de ser la

Sinagoga Vieja Nueva
La sinagoga vieja-nueva, sin contar el muro occidental del Templo de Jerusalén, representa el segundo santuario más antiguo del judaísmo tras la sinagoga de Worms,

Sinagoga Klausen
La Sinagoga Klausen, Sinagoga Klaus o Sinagoga Klausová forma parte del Museo Judío de Praga. Fue construida a finales del siglo XVI, aunque tal como

Sinagoga Pinkas
La Sinagoga Pinkas fue construida en 1535 sobre el lugar donde existía un oratorio familiar de la destacada familia Horowitz (en checo Hořovský). Suele asignarse