Existen varias leyendas de cómo los judíos entraron en tierras checas. Una de ellas, por ejemplo, habla de la destrucción del Templo de Salomón en Jerusalén y de cómo los judíos comenzaron las diásporas hacia la zona oeste de Europa.
Primeros asentamientos judíos en Praga
Los asentamientos de la zona de Lituania los sitúan allí en los comienzos del siglo X. Su expulsión de aquellas tierras les hizo buscar de nuevo hogar, llegando a la ciudad de Praga y realizando uno de sus primeros asentamientos en la base de la fortaleza del Castillo de Praga actual, en lo que sería el Barrio de Malá Strana.
Bajo el resguardo de las grandes fortalezas de los antiguos principados, los aldeanos judíos establecieron su comunidad principal en la zona oeste del río. Durante muchos años, el próspero intercambio comercial con aquellos aristócratas, propició el crecimiento y la fama de riqueza y bienestar en tierras checas. Aparecerán entonces multitud de colonos intentando hacer fortuna.
Algunos recién llegados prefirieron establecerse en el otro margen del río, estableciendo otras comunidades en la zona de la ciudad vieja de Praga y en la zona de Vyšehrad. No en vano, la parte derecha del río Moldava era el centro neurálgico del comercio y tratados mercantiles en aquellos tiempos.
Se conocen asentamientos pues de aquellos mercaderes, en la zona de la calle Dušní, por parte de los judíos orientales y en el área donde actualmente se encuentra la sinagoga viejo-nueva que tomaron los judíos de Europa Occidental.
Debido a que el número de habitantes se incrementaba, se llegó a crear incluso una escuela Talmúdica y el pequeño asentamiento en Malá Strana llegaría a ser toda una ciudad con gobierno propio, administración civil, e incluso sede de un primado.
Creación del gueto de Praga
La persecución y los actos de violencia contra los judíos se remontan a tiempos remotos. Por su fama de riqueza, de ser buenos comerciantes, y los préstamos de dinero con intereses, las primeras noticias de afrentas contra la comunidad judía datan de 1096, cuando durante la Primera Cruzada los fervorosos católicos realizaron un sangriento ataque contra los judíos, siendo esta una de las razones por las cuales se comienza a abandonar el asentamiento de Malá Strana.
La decisión final se toma en 1142, tras el gran incendio que destrozó parte del antiguo asentamiento, provocado por las disputas de la familia Premyslita, que, además, redujo a cenizas la Sinagoga que se encontraba a los pies del castillo de Praga.
Abandonado el antiguo territorio, ya en los siglos XI a XIII, el gueto praguense fue tomando poco a poco la forma en que se dispuso posteriormente. Con la construcción de diferentes edificaciones en los terrenos próximos a la calle Pařížská, la calle Široká, o las calles aledañas a la Maiselova actual, los judíos comienzan a juntarse, estableciendo de nuevo la escuela en el lado este del Moldava y construyendo templos religiosos para su comunidad.

Cierre como protección a los judíos.
Desde 1215 se celebró el Concilio de Letrán. Las consecuencias para los judíos fueron terribles, puesto que, con la excusa de protección por parte del papa Inocencio III, se les obliga a llevar elementos identificativos, tales como sombreros o un círculo amarillo, que no harían otra cosa que aumentar los ataques contra la comunidad por motivos ideológicos.
Al incremento de hostilidad por parte de los cristianos, que culpaban a los habitantes de esta zona de las grandes plagas y enfermedades de la época como la peste, el III y IV Concilio de Letrán, con Inocencio V al frente, hizo que en 1247 se decretaran dos bulas papales para prohibir la violencia contra los judíos.
A finales del siglo XIII, cuando se fundó lo que sería la Ciudad Vieja, quedaron establecidos los confines del barrio judío. Se creó una muralla alrededor de la ciudad judía, separando a esta comunidad del resto de Praga, cuyas 6 puertas de entrada se cerraban de noche.
Independencia de la Ciudad Judía
En 1262 el rey Otakar II de Bohemia publica los “Statuta Judaeorum”, dando autonomía administrativa a la comunidad judía, es decir, comenzaron a tener gobierno interno, cuyos límites simplemente se acotaban por las leyes y privilegios que concediera el Monarca de la época.
Fueron considerados como vasallos directos del rey, lo que implicaba que el patrimonio de los judíos le pertenecía al propio emperador de turno. Esto hizo que algunos reyes los usaran como moneda de cambio contra sus acreedores, basándose en los bienes judíos para saldar cuentas de sus deudas.
Quedaron establecidos los límites del gueto, y el levantamiento de los diferentes templos se fue completando a lo largo de los siglos. En 1270 se levantaría la Sinagoga Viejo-Nueva, aunque no sería la única con el paso de los años.
El Pogromo de 1389 y la persecución de los judíos
El mayor acto de violencia contra la comunidad judía de la que se tiene registro sucedió el 18 de abril de 1389 el día del domingo de Pascua. Bajo el reinado de Wenceslao IV, más de 3000 personas fueron asesinadas. La mayoría intentaría refugiarse pidiendo asilo en la Sinagoga Viejo-Nueva, pero no se respetó.
Las paredes de la sinagoga en su fachada sur quedaron teñidas de sangre, hecho que queda conmemorado actualmente con el nombre de la calle Červená, justo la que se encuentra a la salida de la sinagoga, que en checo significa “rojo”. Estos hechos quedaron reflejados por algunos supervivientes, como el poeta Avigdor Kara, que los relató en sus poemas y canciones.
Tampoco se librarían de las persecuciones durante el periodo de las guerras husitas. Los judíos fueron simpatizantes de los ideales reformistas de Jan Hus, en sus interpretaciones del Antiguo Testamento, lo que les produjo un enfrentamiento más contra la comunidad cristiana de Bohemia.

Siglo XVI casi marcado por la tranquilidad
La llegada de los Habsburgo a Bohemia en 1526 trajo consigo un periodo de bienestar para la comunidad judía. La financiación de las continuas guerras entre Austriacos y el Imperio Otomano llevó a los dirigentes judíos a convertirse en protagonistas imprescindibles en su condición de prestamistas.
Aun así, en 1541, la ciudad de Praga sufrió uno de los mayores incendios de la historia, destruyendo por completo el barrio de Malá Strana y el Castillo. La culpa se le echó a la comunidad judía y fueron expulsados por primera vez de Bohemia. No obstante, la necesidad de fondos directos hacia la corona hizo que se les tuviera que readmitir.
Uno de los que aprovecharía mejor la situación sería Mordechai Maisel, que daría forma al antiguo gueto, negociando antiguos privilegios y construyendo parte de los monumentos que a día de hoy se conservan en el barrio judío de Praga. La sinagoga Alta, el Antiguo Ayuntamiento judío, la sinagoga que lleva su nombre, Maiselova, y la sinagoga Klaus, son ejemplos de las construcciones que devinieron durante su gobierno.
Junto a él, el Rabino que desarrollaría la escuela talmúdica y amigo, el Rabino Juda Löw, que se convertiría en referencia de pensamiento, pedagogo, filósofo, juez y uno de los personajes más populares dentro de la historia judía, relacionado siempre con leyendas como la del Golem de Praga.
De vuelta a las acusaciones
Tras la muerte del Rabino Löw, en 1609, las tierras checas entrarían en un periodo inestable durante la Guerra de los treinta años. Al acabar en 1648, incluso la comunidad judía fue acusada de colaborar con los ejércitos suecos que intentaban conquistar el territorio checo.
Jakub Bassevi, otro de los personajes judíos más conocidos fue un banquero de gran fortuna. Consiguió su riqueza a través de transacciones financieras especulativas, relacionadas con la consecución de armas a los ejércitos, así como de las expropiaciones de propiedades a los aristócratas tras la derrota de los Estamentos checos. Incluso se le relacionó con la muerte de Albrecht Wallanstein durante dicha guerra.
Los trasfondos económicos, comerciales y evidentemente religiosos, que los católicos ejercieron contra la comunidad judía se extendieron incluso durante décadas. Los judíos al estar recluidos en su gueto y por décadas de presiones contra su comunidad, ya que, por ejemplo, se establece que sólo puedan vender sus productos a ellos mismos dentro del gueto para no crear competencia con los cristianos, provoca una considerable merma de libertad.

Y llegó la falta de espacio en el gueto
El hacinamiento también acabó por convertirse en un problema. La riqueza que se poseía no se veía reflejada en grandes construcciones dentro del gueto por falta de espacio y fincas disponibles. A finales del siglo XVII, la población judía había rebasado los límites del gueto. Estaba sobrepoblado.
La Peste Negra llegó en 1680. Esto unido a una serie de inundaciones, plagas, incendios que acabarían con sus construcciones de madera, hizo mermar significativamente a los habitantes del interior de las murallas. Por ello se comenzó a levantar el Nuevo Cementerio Judío en el barrio de Žižkov.
Para intentar aplacar el problema, en 1727, Carlos VI aprobó una ley para regular la cantidad de familias judías autorizadas a vivir en las tierras de Bohemia y de Moravia. Además, se restringió a que sólo pudieran casarse los hijos primogénitos como medida de control de población. La situación cada vez era más insostenible para llevar una vida digna dentro del gueto.
Cambios durante el siglo XVIII
La llegada al trono de María Teresa de Austria, supuso un empeoramiento de la situación. Al comienzo de las guerras prusianas se acusa a los judíos de colaboración con los prusianos, desembocando en otro pogromo en 1744.
Aquel año, de nuevo los judíos quedan expulsados de Bohemia y de nuevo por presión popular e incluso aristócrata se les vuelve a aceptar cuatro años después. El desarrollo de Praga siempre estuvo vinculado a la economía de la Comunidad Judía.
Con José II como rey, tras el fallecimiento de su madre, comienza a aplicar una serie de medidas mediente el Edicto de Tolerancia de 1781, que condicionaron la futura prosperidad del gueto. Suavizó el aislamiento radical al que se había sometido a la comunidad judía, que por entonces tenía una población de 18.000 personas en el interior de las murallas.
El Gueto judío se transforma en el Barrio de Josefov
A pesar de que José II no consiguió derogar todas las leyes que mermaban las libertades civiles de los judíos, sí consiguió, por ejemplo, que los judíos dejaran de usar las insignias identificativas. Las reformas liberales aplicadas comienzan a unir al pueblo judío con el resto de Praga a finales del siglo XVIII.
En 1787 se derriba parte de la muralla del gueto y se deja desde 1796 a que sus ciudadanos ocupen ciertas casas de la ciudad vieja de Praga. Las puertas de acceso se derribaron, la última en 1822, dejando que las 31 calles y callejuelas, los 12 pasajes de los que se componía y dos pequeñas explanadas, quedaran incluidos dentro de los territorios de la parte vieja.
La convivencia de los judíos con el resto de habitantes de Praga, se fue realizando de forma paulatina hasta bien entrado el siglo XIX. En 1848 se retiraron del todo las murallas físicas y el dominio de las dos lenguas habladas, el checo y el alemán, les permitió incluirse en todos los estratos sociales y desenvolverse con soltura en cualquier tipo de ambiente.
En 1850, el antiguo gueto judío queda añadido como quinta ciudad de Praga, recibiendo el nombre de Josefov, en honor a José II, por haber comenzado el proceso de reforma.

Años posteriores a la apertura del gueto
El antiguo tejido del gueto judío, con sus callejuelas intrincadas y sus casas podridas, había sufrido un auténtico colapso social, pero el problema que se presentaba ahora era bien distinto, la insalubridad y la falta de higiene del gueto, unido a un problema de seguridad con las murallas destruidas, hizo que los habitantes de condiciones más bajas se desplazaran sin importar su credo a formar parte de aquella comunidad. Así el barrio se llenaría de malhechores y gente de dudosa reputación.
Los entonces ciudadanos más ricos decidieron mudarse a lugares más salubres a partir de 1861, pero no fue hasta 1867 cuando se establece la nueva constitución que determinaba la igualdad de los derechos para cualquier tipo de religión. Los judíos ya entonces comenzaron a levantar sus templos religiosos fuera del gueto, en los nuevos suburbios de Praga, como en Královské Vinohrady, donde se construyó la Sinagoga Monumental ya desaparecida.
A finales del siglo XIX, las autoridades praguenses tuvieron que asumir lo inevitable. La zona del antiguo gueto no sólo tenía que ser “maquillada” con nuevos templos, tal y como había pasado con la construcción de la Sinagoga Española en 1868, debía ser desmantelada y se debía desarrollar un plan urbanístico que saneara la zona por completo.
Reforma integral del barrio judío de Praga
Teniendo la mayor tasa de densidad de población de Praga, con 1820 habitantes por hectárea y una tasa de mortalidad del 50%, el conjunto de tabernas, casas de madera, burdeles y suciedad, debía desaparecer.
La drástica reconstrucción llegará a partir de 1893. Se dejaron casi intactas las calles principales disponibles en el gueto, y se demolieron casi todas las construcciones. En el proceso desaparecieron callejuelas como la calle Rabínska, Belelesova y la calle Zlatá, que hoy conforman la actual calle Maiselova. De 31 se pasó a 10 calles y de 220 edificios a sólo 83.
Por desgracia, no se conservaron todos los monumentos principales intactos, ya que también desaparecieron templos religiosos como la Sinagoga Weschsler o Sinagoga nueva de finales del siglo XVI, la Sinagoga de la Gran Corte o del Gran Patio (velkodvorská) de 1613 y la Sinagoga Gitana o Zigeuner de 1627.
Gracias a la intervención de la Comunidad cultural de Praga, se consiguieron preservar las sinagogas actuales que conforman el legado de identidad del barrio judío, como son la Sinagoga Española, Sinagoga Viejo-Nueva, Sinagoga Klausen, Sinagoga Alta, Sinagoga Pinkas y Sinagoga de Maisel, además del Cementerio judío.
Integración de los judíos en la Sociedad
Precisamente por la reconstrucción del antiguo gueto, a la comunidad judía le fue más sencillo integrarse entre los habitantes checos y alemanes que constituían los habitantes de la Praga de entonces.
Será una época donde aparecieron los personajes judíos más conocidos, que aportaron sus obras sobre todo al campo de la literatura, como Richard Weiner, Franz Kafka, Alfréd Fuchs, Max Brod, Otto Stross y muchos otros. Pero también será una época no exenta de antisemitismo por parte de los habitantes praguenses, debido a la envidia suscitada.
La gran influencia económica de una sociedad saneada, hizo construir nuevos templos como la Sinagoga de Jerusalén en 1906, en la Ciudad Nueva de Praga. Las reformas del antiguo gueto quedaron completas en el año 1913.
La llegada del infierno
No sólo el periodo de la Primera guerra mundial, que fue duro para toda la población en general, la llegada de la Gran Depresión en 1929 volvió a recuperar aquel sentimiento de antisemitismo por parte del Nacionalismo checo, culpando de forma sistemática de la decadencia surgida de forma directa a la comunidad judía.
Peor fue lo que vino después. Llegados a este punto, vivían en el barrio unas 120.000 personas. Tras la conferencia de Múnich y la inclusión de los territorios checos en el Protectorado de Bohemia y de Moravia, la situación se convirtió en desesperada.
Una mínima parte de la comunidad judía logró emigrar a tiempo. Los que no tuvieron tiempo, los medios o la posibilidad de abandonar sus hogares, serían testigos de la locura más cruel del ser humano.
El barrio judío de Praga durante los años del nazismo
Las leyes raciales impuestas tras la firma en Núremberg en 1935, consideraban a la comunidad judía unos de los “enemigos mortales” del Tercer Reich. La entrada de los nazis en territorio checo en marzo de 1939, supuso poner contra las cuerdas a la comunidad judía.
La llegada en septiembre de 1941 del Protector Reinhard Heydrich y su proceso de arización germana, acabó con prácticamente la totalidad de los judíos deportados a los campos de concentración. Sólo aquellos que tenían lazos increíblemente fuertes con familias no judías, pudieron refugiarse y esconderse bajo la sombra alemana.
Los números hablan por sí solos, ya que oficialmente, 77.297 judíos perecieron como víctimas del holocausto. La mayoría perecieron en el campo de concentración de Terezín o el Campo de Exterminio de Auschwitz. Se calcula que las víctimas totales de judíos serían en torno a los seis millones.
El barrio judío durante el Comunismo
Las dudas suscitadas tras la guerra y por los temores de la evolución del país, hizo que apenas hubiera regresos de judíos emigrantes. Incluso los que se habían quedado, comenzaron a emigrar, para evitar la posguerra.
A la llegada del régimen comunista en 1948, los judíos restantes sufrirán de nuevo persecuciones y procesos incriminatorios por no estar de acuerdo con el régimen impuesto. La década de los años 50 fueron víctimas de confiscación de bienes, restricciones de culto y libertades civiles.
Por ejemplo, el único parque que podían usar los judíos fue aquel viejo cementerio judío de Žižkov, cuyas tumbas se soterraron para levantar el parque llamado Jardines de Mahler, que sirvió luego para levantar la Torre de Televisión de Žižkov.
Hasta casi la finalización del siglo XX con la caída del régimen, no regresaría la paz. Se calcula que, en nuestros días, dentro del territorio checo hay una comunidad judía de unas 3500 personas, de las cuales en torno a 1500 se encuentran en la ciudad de Praga. Se suele pensar que hay muchos más, pero no han quedado registrados por si la historia se vuelve en su contra.
El barrio judío de Praga actualmente
Comparado a otras ciudades de Europa con asentamientos de comunidades judías, con calles estrechas, casas bajas y construcciones antiguas, el barrio judío de Praga no se distingue del resto de la ciudad. Darse un paseo por las calles amplias, visualizando los edificios neo-renacentistas, neo-barrocos y Art-Nouveau que inundan las calles del antaño gueto, hace difícil imaginar las condiciones en que antaño se movían los judíos.
Aun así, el barrio judío de Praga representa el único complejo de Monumentos históricos judíos de Europa Central. Ya no existen las pasajes o calles laberínticas, que han sido sustituidos por grandes edificios, comercios de lujo y con urbanismo propio del siglo XX, pero guarda todavía el encanto de los edificios más preciados de la historia judía con el Museo Judío de Praga.
Les invitamos a conocer su legado, introducirse de pleno en el medievo y disfrutar con la herencia y homenaje a una cultura perseguida a lo largo de la historia.
ENTRADAS RELACIONADAS

Sinagoga Española
Levantada en 1868, sobre el solar de la Vieja Escuela judía, es la Sinagoga más reciente del barrio judío y previa a la reforma integral