Para aquellos viajeros a los que les gusten los mercadillos navideños de Europa, o simplemente viajar y sumergirse en la cultura de un país en pleno invierno, invitamos a degustar algunos de los manjares más apetitosos de los ambientes navideños.
No son todos los que hay, ya que cada lugar tiene su propia especialidad, pero os traemos una selección de diferentes postres, que colocarán una pícara sonrisa tras su consumición, sobre todo a los más pequeños y para los adultos, un poquito de historia de cada uno de ellos. Que aproveche:
Los Dulces típicos y Postres Navideños más Famosos y Tradicionales de Europa
1. Panettone en Italia

Es un postre típico de la ciudad de Milán. Conocido como Panetón o pan dulce. Realizado con masa madre, harina de fuerza, mantequilla y azúcar.
Se cuenta que Ludovico el Moro, señor de Milán, celebró una gran cena en nochebuena. Se pensaba coronar la cena con un gran postre, pero al momento de sacarlo del horno se había quemado. Afortunadamente a Antonio, un lavaplatos que se iba a llevar los restos de los ingredientes a casa, se le ocurrió mezclar todo. Subió la masa al horno, mezclada con fruta confitada y al servirlo, el postre fue todo un éxito.
Ludovico preguntó el nombre al joven, (en italiano Toni) y bautizó el postre como “Pane de Toni” y de ahí, Panettone.
El primer registro del Panettone como Dulce Navideño tradicional italiano es del siglo XVIII. Todas estas historias las puedes encontrar en nuestro Free Tour Milán en español.
2. Makowiec en Polonia

Cambiamos lugar en el mapa hacia la zona eslava. En Polonia realizan postres muy diferentes a lo que estamos acostumbrados. Utilizan los mismos ingredientes que llevan casi todos los postres, pero añaden, por ejemplo, semillas de amapola para el relleno.
El consumo de semillas de amapola no es muy conocido en algunos países, pero tiene muchas vitaminas, así como calcio, potasio y ácido fólico, además de potenciar los sabores.
El postre se prepara con este ingrediente porque la amapola es símbolo de fertilidad, y favorece la tranquilidad. Se dice que, si se come este postre en Navidad, el comensal se asegurará la felicidad del próximo año. Incluso en el pasado, las niñas creían que comiendo semillas de amapola se aseguraban un pronto y feliz matrimonio. Te lo contamos, entre otros, en nuestro Free Tour por el casco antiguo de Cracovia.
3. Risalamande en Dinamarca

Hacia el norte de Europa, en tierras danesas, también tienen su propio postre para Navidad. El Risalamande es una mezcla de arroz con leche, con nata montada, vainilla y almendras picadas. De hecho, su nombre se traduce como “Arroz con almendras”.
La tradición hace que los daneses escondan dentro del propio postre una almendra entera. A modo de juego, el que la encuentra gana un premio, un regalo, que suele ser un chocolate o un dulce extra. Se dice que el que la encuentra debe esconderla para que todos los comensales acaben su postre hasta el final.
Suele ser un aliciente para que los niños se acaben toda la comida y suele servirse con salsa de cereza llamada “Kirsebæsovs”.
4. Fritule en Croacia

Los típicos buñuelos croatas, que dependiendo de la región podemos encontrarlos denominados pršurate, prikle, frite o uštipci, son originales de la Croacia más occidental, eso sí, seguro que los encontramos por doquier en la época de adviento, sobre todo en la capital, Zagreb.
La masa, preparada con harina, huevo y algún chorrito de licor, como brandy, aguardiente o ron, puede llevar otro tipo de ingredientes, como cáscara de cítricos, piñones, nueces o pasas, van rellenas de crema, que harán las delicias de los viajeros más dulces.
Se realizaban con la intención de ser la alternativa a los días que no se podía comer carne, realizadas en tiempo de ayuno. Hoy son un complemento y un postre, que comemos con chocolate, nata o mermeladas.
5. Mailänderli en Suiza

Las galletas suizas de mantequilla son apreciadas desde el siglo XVIII y el postre navideño más conocido del país. No llevan levadura y tienen un cierto toque cítrico ya que llevan limón. Perfectas para cualquier hora del día, ya que no son excesivamente dulces, son todo un acierto en reuniones y visitas.
Su nombre significa “pequeño milanés”, ya que se dice que fueron inventadas en Milán, a pesar de que allí no se conocen, aunque hay unos dulces parecidos con fruta confitada. Se cuenta que una delegación suiza fue de visita a la ciudad italiana, regalándole al duque de la época unos Guetzli, (galletas de avellana).
Desde entonces, esta receta bien simple son el perfecto acompañamiento para los días navideños, que podrás degustar si visitas Berna, Lucerna o Zúrich entre otras. Además, se suelen servir junto con las Zimsterne, las galletas de canela en forma de estrella.
6. Roscón de Reyes en España

Un clásico de los postres del día de reyes, también conocido como el Rosco de Reyes o Pastel de Rey. Elaborado en forma de toro, su origen se remonta a las fiestas saturnales romanas, donde en el foro romano se hacían regalos a Saturno y un banquete público.
Realizado con masa dulce y aroma de azahar, se suele servir con fruta confitada, azúcar y almendras por encima. Las variantes con nata montada son espectaculares, y siguen conservando la magia de esconder una pequeña sorpresa en su interior. Es una evolución de una tradición ya documentada del siglo XII, donde se introducía una judía y el que la encontraba era nombrado el Rey. Hoy dice la costumbre, que el que la encuentre debe pagar el roscón.
Se consume por toda España y en algunos lugares de Hispanoamérica. Si vienes por Navidad, seguro que te encuentras a algún guía que lo menciona en los tours de Madrid, Barcelona, Toledo o Granada. Y de paso, también podrás probar el Turrón, los Polvorones y el Mazapán.
7. Vánočka en República Checa

Además de las conocidas Zazvory, las galletas de jengibre checas que se colgaban en los árboles de navidad, uno de los postres más conocidos y que más se comparten son las vánočkas, una especie de pan trenzado, tipo brioche con mantequilla, en el que se incluyen pasas que le aportan un sabor muy dulzón.
Las tradiciones antiguas comentan que se realizaban absolutamente en silencio, mientras la persona que lo elaboraba vestía delantal blanco y saltaba durante la preparación. Imaginamos que por aquello de que entraran ganas de devorar lo cocinado. También hay quien dice que se debe realizar pensando en algún ser querido y que la masa no debe tocar el metal durante su preparación.
La forma de sus tres trenzas se ha relacionado con una pequeña figura del niño Jesús, envuelto en una manta y acurrucado en el pesebre. Este pan de navidad checo se puede conseguir muy fácilmente y está delicioso. Vente a probarlo junto a nuestras Visitas guiadas por Praga.
8. Lebkuchen en Alemania

Las tradicionales galletas de jengibre alemanas fueron inventadas por monjes bávaros en la edad media. Originarias de la ciudad de Núremberg, incluso se llegaría a crear un gremio de panaderos encargados de la elaboración de los productos de jengibre.
Conocidas como el pan de especias alemán, es una de las más conocidas del sur de Alemania y con denominación de origen. Si pasamos por allí, también podríamos ir algo más al oeste, a Stuttgart, donde la decoración de las Springerle son auténticas obras de arte.
Si vas por la zona de Bavaria te recomendamos realizar el Tour mercadillos de Navidad en Múnich, donde tendrás ocasión de probarlas.
9. Pepperkaker en Noruega

Con más de 400 años de historia, estas galletas de jengibre noruegas son diferentes a todas las demás por un pequeño detalle: Llevan pimienta molida, lo que les confiere un sabor picante. De hecho, su nombre significa “pastelitos de pimienta”, aunque a veces en vez de pimienta se les puede echar clavo.
Se suelen servir con forma de corazón, de muñeco o de casa y es una de las siete clases de galletas que se preparan para Navidad. Se comienzan a preparar en época de Adviento y se consideran el origen de la historia de Hansel y Gretel. Conocidas como pan de especias, es una de las recetas más antiguas del norte de Europa.
Si visitas Oslo o Bergen, no dudes en disfrutarlas con un buen chocolate caliente.
10. Lussekatter en Suecia

La tradición nos dice que la Navidad en Suecia se inaugura el 13 de diciembre, el día de Santa Lucía. Para realizar una gran celebración, además de encender el Julgrann, el enorme árbol de Navidad de la capital sueca, se preparan estos riquísimos bollos de Santa Lucía. Su nombre, literalmente, significa “Gatos de Lucía”.
La leyenda nos dice que Santa Lucía apareció durante la noche más larga del año, y trajo consigo calor, luz, comida y vino, dando abrigo durante la oscuridad. Se realizan con una forma muy particular, asemejando una “s”, convirtiéndose en una de las recetas más replicadas de la cocina nórdica.
Acompañados de café o el típico Glögg, el vino caliente, podremos disfrutar de estos bollitos de azafrán si visitamos Malmö, Estocolmo, o Gotemburgo.
11. Bûche de Nöel en Francia

La tradición decía que había que quemar un tronco de madera en la chimenea el día de Nochebuena. Por ello, asemejando ese tronco de Navidad, surgió la tradición de crear una versión dulce del mismo, que no acaba prendido como la leña, sino en el interior de nuestro paladar en una explosión de sabores.
En realidad, será un bizcocho tipo genovés rodeado de maravillosa crema de chocolate, asemejando la corteza de un árbol. Para rematarlo, hay quien lo decora con helado, o le añade mazapán, arándanos y turrón para hacer la presentación más apetecible.
Si decides visitar París en Navidad, te encontrarás que los pasteleros realizan un concurso para intentar competir por quién realiza la mejor versión. Así que, déjate llevar y, si hay que echar leña al fuego, o en este caso a la boca, que sea como esta.
12. Cougnou en Bélgica

Elaborado con pan de Brioche, este postre típico del sur de Bélgica se asocia a una cuna para el Niño Jesús. De hecho, se le denomina el Pan de Jesús y se suele servir con una pequeña figurita del bebé en su centro. Es un pan dulce que se prepara para los más pequeños de la casa en Navidad.
Se acompaña, por lo general, de una taza de chocolate caliente, y es típica de todos los Países Bajos, adquiriendo decoración propia de la zona donde nos encontremos, ya que en algunos lugares podemos verlo con flores o simplemente decorado con azúcar.
Podremos encontrarlo incluso con otros nombres, ya que será Coquille en Lille y Tournai, Cougnolle en Hainaut, Quéniolle en Cambraisis o Folarts en Dunkerque. Sea como sea llamado, es un placer degustarlo.
13. Sonho do Natal en Portugal

Los típicos buñuelos lisboetas, de harina huevo y leche son un clásico de las navidades portuguesas. Acercarse a disfrutar del ambiente de la Plaça do Comercio en Lisboa, hará que nos sumerjamos de lleno en la cultura lusa y disfrutar de este “Sueño Navideño”.
Suele acompañarse del Bolo do Rei, (la versión portuguesa del roscón de reyes), o de las Rabanadas, para que elijamos nuestro postre navideño favorito. Por nuestra parte, si los acompañamos con un buen café con leche, igual comprendemos mejor las palabras de José Saramago o nos enamorarán los poemas de Fernando Pessoa.
No en vano, se dice que su origen es turco, y que su forma de bola es una representación del sol naciente, una luz y el amor. Nuestra recomendación es que os acerquéis a probarlos, y que os enamoréis al instante de la historia lusa, con nuestros Free Tours por Lisboa. Os encantarán.
14. Kürtőskalács en Hungría

El dulce húngaro más antiguo conocido, aunque su origen se asocia a Transilvania en tierras rumanas. Se podrá ver si visitas Budapest, ya que en los puestos callejeros se suele ofrecer y cocinar en directo, sobre un cilindro a fuego abierto. Su forma cilíndrica se asocia a la raíz de su nombre que viene de Kürtö, que significa “chimenea”.
Así pues, este “pastel con chimenea” se realiza en forma de espiral, siendo una masa ligera de levadura a la cual se cubre de azúcar. Al final, el azúcar queda caramelizado quedando una superficie crujiente mientras la zona interior queda más blanda. Incluso existen versiones con nata montada, chocolate o helado, que harán las delicias de los más dulces.
Es también común verlo en la zona eslovaca y checa, con el nombre de Trdelník, en la parte de Alemania como Baumkuchen, Šakotis en Lituania y los suecos lo denominan Spettekaka. Sea cual sea la versión que probéis estará riquísimo.
15. Melomakarona en Grecia

También denominados Phoenikia, es una de las recetas más típicas por Navidad, en este caso en las tierras ortodoxas de Grecia. Si te vienes por Atenas, por ejemplo, no debes pasar la ocasión de disfrutar estas galletas dulces con almíbar de miel griegas.
Llenas de aroma, las melomakarona son elaboradas con zumo de cítricos y llevan un poquito de licor, siendo la estrella de la repostería navideña que gusta a niños y adultos por igual. Son un clásico de las mesas en Navidad, convertidas en una especialidad culinaria que no nos podemos perder en estas fechas.
La intención de cada bocado es recordar los aromas del pasado y volver por un momento a nuestra niñez, recordar a los seres queridos y aplacar un poquito esa nostalgia de cuando éramos tan felices. Merecen la pena sin duda.
16. Joulutorttu en Finlandia

Con su forma de estrella de Navidad, se han convertido en uno de los postres típicos de Finlandia que no falta en ninguno de los hogares. Realizados con masa de hojaldre y rellenas de mermelada de ciruela, debería ser obligatorias para probar si se visitan los países nórdicos.
Son muy aromáticas y llevan un poquito de cardamomo. Su estructura crujiente contrasta con su textura tan delicada, y su dulzura está fuera de toda duda, puesto que están espolvoreadas con azúcar glas. Se traducen literalmente como “Tarta de Navidad” aunque las podemos encontrar como las “Tähtitorttu”, o “Tarta de Estrella”
Acompañadas con un buen té o café, podremos disfrutar nuestra visita sin pasar ese frío tan gélido que atribuimos a ciudades tan al norte como Helsinki.
17. Linzertorte en Austria

De esta Tarta de Linz no se tiene conocimiento de su origen, más allá de que la primera receta escrita se realizó en Verona. Aun así, desde 1822 la llevó a Austria el pastelero Johann Konrad Vogel, que empezó a comercializarla en la ciudad de Linz, y de ahí su nombre.
Su presentación de tartaleta enrejada y su sabor, que combina frutos secos con un relleno de mermelada, es un clásico de la gastronomía austriaca. De hecho, ha acabado convirtiéndose en uno de los símbolos gastronómicos de ciudades como Salzburgo o Viena.
Durante las Navidades podemos encontrarla en casi cualquier repostería y cafetería a la que acudamos, pudiendo disfrutar de ella, además, durante el resto del año sin problema en la mayoría de establecimientos.
18. Potica en Eslovenia

Propio también del Domingo de Pascua, este bollito de frutos secos también llamado Povitica, da el título de buen cocinero si se sabe elaborar. Su etimología deriva de “poviti”, que significa “envolver”, existiendo versiones saladas y dulces, aunque la más tradicional es la potica de estragón, y la más conocida actualmente es la de nueces y otros frutos secos.
Se comenzó a preparar en los antiguos monasterios medievales, y es uno de los postres tradicionales no solamente en Eslovenia, sino en lugares como Croacia y en Europa central. A pesar de que su versión redondeada es la más conocida con el molde «potičnik», la rectangular tiene nombre propio, el Štruklji.
Ya sabes, si visitas Liubliana, la capital, no dejes de probar el postre típico esloveno. Encontrarás la perfecta mezcla entre masa y relleno.
19. Trifle en Reino Unido

Además de las tartas de manzana o Mince Pies, este postre elaborado en coloridas capas es típico de los países anglosajones. Servido de forma tradicional en recipientes transparentes, podremos apreciar cada una de las láminas de frutas, bizcocho, zumo o gelatinas y nata montada que lo componen.
Aunque suele servirse en Navidad, debería ser más propio en verano por su composición. Su nombre se traduce como “bagatela”, lo que podría servir para indicarnos por su significado, “algo de poco valor”, que su origen estuvo en mezclar restos de otras elaboraciones dulces y algún licor.
Si vienes por Londres te invitamos a conocer este postre tan agradable a la vista como al gusto.
20. Plum Pudding en Irlanda

Este gran pudding de frutos secos mezclados con algo de licor tipo brandy, es muy tradicional que sea servido en Navidad. Su proceso de elaboración suele ser largo, reuniendo los ingredientes que habitualmente consideramos «caros» como las diferentes especias que contiene.
Su color es oscuro, debido a las reacciones de Maillard y su extenso periodo de cocinado. Es más, el proceso de secado suele ser de varias semanas colgados de un gancho, lo que les aporta sabor. Se suele decorar con una hoja de acebo para dar contraste y un toque de color.
Incluso a veces se les añadirá cerveza negra tipo Guinness, lo que te podremos contar si vienes a Dublín, a tomarte una pinta y un pudding por Navidad. Te esperamos.
Inesperadamente interesante este post. Algo bastante extravagante para celebrar la Navidad.
Espero encontrar más artículos así.