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Cada vez que nos vamos de viaje, a muchos nos gustaría regresar con algo típico del lugar, que nos recuerde cuando lo miremos las experiencias que vivimos en nuestra escapada. En muchas ocasiones nos ponemos a pensar en qué podemos llevarnos de un sitio o de otro, que sea fácilmente adquirible, relativamente económico y con variedad suficiente que le de valor a una posible colección.

Hay quien colecciona sellos, marcas en el pasaporte o simplemente las entradas de los museos a los que acude. Nosotros intentaremos dar un par de ideas para aquellos que no saben muy bien qué llevarse, en un rango de precios asequible, y que cualquiera que salga al extranjero de viaje pueda permitirse. Objetos pequeños, comunes, propios del lugar que visitemos y baratos. ¿Se puede pedir más?

Recuerdos de Viaje, Suvenires y Cosas para Coleccionar

1. Imanes

Recuerdos para coleccionar

Uno de los más recurrentes, que normalmente llevan inscritos el nombre de la ciudad que visitamos. Además, el colorido que aportan a nuestras neveras y la posibilidad de que el propio imán nos sirva para sujetar notas o papeles, o nos dé un servicio tipo abrebotellas, lo convierten en regalo estrella.

Hay que tener en cuenta que el comprar imanes de viaje está tan extendido, que nos resultará increíblemente fácil encontrarlos en cualquier destino. De diferentes tamaños y muy económicos, su adaptabilidad sirve para hacer regalos a aquellos que nos esperen a la vuelta.

Regalados o comprados, todos acaban magnetizados en los electrodomésticos, aunque hay quien se compra hasta pizarras magnéticas para exponerlos. Con miles de formas, en un simple vistazo evocan el lugar donde lo compramos o a quién nos lo regaló. Sin duda uno de los mejores recuerdos de viaje al que podemos acceder sin problema.

2. Bolas de Nieve

Recuerdos de Viaje

Sí, las de las típicas películas, que al darle la vuelta parece que nieva dentro de la propia bola. Suelen llevar un monumento o algo típico del lugar, con una inscripción para que sepamos dónde fue comprado. Sin duda uno de los coleccionables más populares de todos los tiempos y también disponibles en casi todos los sitios que visitemos.

Las bolas de cristal con nieve son siempre pequeños pedazos de un lugar mágico encerrado en una pequeña esfera. Las hay de marca, de diseño, personalizadas o hechas en casa, pero las que podemos encontrar en nuestros viajes tienen ese valor añadido de ser compradas en nuestro destino, ser elegida por nosotros y que podremos exponer en nuestro salón, dando motivos de conversación o dando una sensación maravillosa que nos recuerde nuestro viaje.

Colocar en nuestras estanterías un trocito de nuestra ciudad favorita es siempre una buena opción, que se irá complementando según vayamos visitando todas aquellas pendientes, que siempre son muchas.

3. Dedales

Suvenires de viaje para coleccionar

¿Alguien se había imaginado que comprar dedales de viaje es típico? Pues sí, y mucho. Es una de las tradiciones más comunes en cuanto a recuerdos de nuestras escapadas, y muy recurrente para un regalo a nuestras tías o abuelas, que con cariño nos hacían esos remiendos en los pantalones.

Los hay de porcelana, de metal, de cristal o de madera. A pesar de su pequeña superficie se pueden encontrar con algún tipo de decoración que nos recuerde el lugar que visitamos. Pintados, esgrafiados, esculpidos o soplados, algo los caracteriza con el lugar de origen de su compra.

Una curiosa manera de sumergirse en el coleccionismo viajero, que, aunque parezca mentira, es más fácil de encontrar que muchos de los artículos aquí destacados. Además, no sólo sirven para un propósito decorativo, sino que se les puede dar uso en el huso.

4. Botellas de Cerveza

Recuerdos de viaje y coleccionables

¿Cuántas marcas de cerveza podemos encontrar en el mundo? No creemos que haya respuesta a esa pregunta, pero sí que podemos intentar conquistar poco a poco las cervezas más reconocibles de los lugares a visitar, e intentar hacernos con una botella de la marca comercial más típica del destino en cuestión.

No sólo cervezas, ya que hemos visto colecciones de botellas de refrescos, entre otras, pero sí que igual una colección de botellas de cerveza da la sensación de disfrute y ambiente festivo, lo que hace que al verlas, recordemos no sólo la ciudad que visitamos sino las anécdotas y lo bien que lo pasamos visitándola.

Así que ya sabes, a beber cerveza y guardar la botella, que las hay de todos tipos, sabores, vidrios y con casi un número inabarcable de opciones para ir complementándola. Eso sí, con moderación, que luego la maleta pesa más de la cuenta.

5. Fotos Antiguas

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Una de nuestras favoritas. Nos encanta la historia y conseguir esa foto antes de que existiera este o aquel monumento siempre es un placer para poder sumergirnos en la historia. Enmarcarlas y poder recordar lo que descubrimos en ese lugar en concreto es siempre un motivo de satisfacción.

Y lo mejor, que hay que buscarlas en tiendas de antigüedades, mercadillos de pulgas y comercios especializados, lo que añade un quehacer precioso en la aventura de viajar, que además se puede complementar buscando un marco propicio para la fotografía en cuestión.

Pequeños momentos de historia en una imagen en blanco y negro son una opción de lo más, puesto que suelen ser suvenires únicos y enfocados a los amantes del pasado. Si a esto le añadimos que hay fotografías reveladoras de momentos históricos concretos, es un motivo más para ir en busca y captura de la mejor imagen.

6. Tazas

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Un clásico. Las hay preciosas y muy bien hechas, que harán las delicias de los cafeteros y amantes del té. No nos referimos a aquellas que llevan pintados motivos simples de una ciudad u otra, sino aquellas que están más trabajadas y marcan la diferencia en su diseño. Son siempre fáciles de conseguir y a menudo son motivo de recuerdo mientras saboreamos nuestras bebidas favoritas.

Desde la cerámica utilizada a la decoración de las asas, o simplemente llevan la forma de alguna parte de los monumentos más conocidos que visitamos, son un regalo perfecto para aquellos de los que nos acordamos mientras viajamos.

Esto unido a la posibilidad de coleccionar jarras de cervezas convierten este tipo de suvenires en uno de los más prolíficos y escalables de nuestra colección, ya que del mismo destino nos encontraremos numerosas posibilidades según la bebida que nos guste consumir, o simplemente como decoración. Al final, desayunar con nuestra taza favorita evocará recuerdos maravillosos para empezar el día con la mejor energía posible.

7. Llaveros

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Uno de los recuerdos más económicos, que además podremos llevar siempre encima. Eso de guardar en el bolsillo una réplica en miniatura de la Torre Eiffel de París, una ficha de juego de Las Vegas, o cualquier cosa realmente que tenga que ver con nuestra visita, hace que las posibilidades sean casi infinitas.

Para juntar las llaves de casa, las del coche, o simplemente diferenciar los juegos personales de cada miembro familiar, los llaveros siempre han sido muy fáciles de conseguir. De diferentes calidades, ya que los hay de plástico, madera, metálicos o de piel, sus motivos decorativos serán todo un detalle para aquellos a los que vayan dirigidos.

Los hay increíblemente chulos, que harán las delicias de los más sibaritas y que podremos exponer colgando de las puertas de las casas, de los corchos o del salpicadero del coche. Además, los tenéis con alguna función tipo abrebotellas, linterna, puertos USB, o incluso niveles de construcción. Así que todo un detalle que encima pueden ser útiles.

8. Piedras

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Sí, lo habéis leído bien. Piedras de cada lugar que visitamos. Este, sin duda, será el más económico de todos los suvenires posibles. En zonas costeras la gente colecciona tarros con la arena de la playa, pero, ¿por qué no ir más allá y coleccionar literalmente trozos de los lugares que visitamos? Eso sí, pedimos, por favor, que no pertenezcan a monumentos importantes o sean parte del patrimonio de un lugar porque si no, sería delinquir, además de poco ético.

En plena ciudad siempre podemos acudir a algún parque, obra u oasis rocoso que nos permita conseguir este elemento sin inconveniente. Más fácil es en zonas costeras o lugares boscosos, donde la propia naturaleza será nuestra guía y facilitará la consecución de nuestro objetivo.

Sólo el peso de la maleta puede ser lo que nos eche para atrás, pero no hace falta llevarse un pedazo muy grande, sino un pequeño recuerdo de nuestro paso por un lugar u otro.

9. Parches

Qué comprar cuando nos vamos de viaje

Para colocar en chaquetas, mochilas, maletas de viaje, o simplemente decorar alguna manta o tela que tengamos en casa. Las posibilidades de comprar parches son extensas y permiten que ciertos motivos bordados se puedan dejar a la vista para que todo el mundo sepa que hemos estado en un sitio o en otro.

Suelen ser muy comunes en los viajes, encontrándose gran variedad en las tiendas de suvenires. Los hay para coser donde necesitemos, o simplemente pegarlos con la plancha en la superficie correspondiente. Un parche solitario igual no dice nada, pero varios, nos convierten en sabios caminantes del mundo.

No sólo los hay de monumentos, sino de personajes o símbolos de los países que visitamos. Toda una declaración de intenciones que abrirá conversaciones y nos provocará sonrisas cada vez que leamos de dónde es nuestro parche.

10. Platos

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Igual antes se llevaba más, por aquello de decorar las paredes de nuestras casas con la cerámica propia del lugar, que solía estar decorada con algún grabado o imagen de los principales monumentos de una ciudad. No obstante, aún se sigue llevando esta tradición que acercará a modo museo los muros de nuestro hogar.

Recomendamos que en este caso tengamos en cuenta que el transporte de este recuerdo puede ser más frágil que otros, hay que envolverlo en condiciones para que llegue completo y no tengamos pedazos de plato en vez de uno completo. Por si acaso, también los hay de vidrio, metálicos o de otros materiales como madera o plástico, siendo estos últimos más resistentes.

Elegir un lugar en el salón o la cocina para poder colgar ese pedazo de nuestra historia, suele ser parte del mismo viaje, pero una vez llegamos a casa. Una extensión vacacional para pasar otro momento más en familia y recordar las anécdotas más curiosas de los días que hemos pasado fuera.

11. Tickets de Transporte

Coleccionar cosas de viaje

Otro de los clásicos, que harán que subirse a los tranvías o meterse en el metro sea casi una obligación en destino. Funcionar en transporte público, además, hace que colaboremos con el medio ambiente, fomentando un turismo verde y podamos conseguir billetes que nos recuerden que fuimos a un sitio o a otro.

En muchas ciudades el transporte está integrado, pero en otras hay teleféricos, funiculares, góndolas, ferris, barcos, que tienen su propio ticket. Descubrir estas actividades que nos llevan a tomar esos transportes son siempre motivo de disfrute, a la par de motivo de colección de los resguardos de vivir esos momentos.

Son una forma económica de suvenires, ya que simplemente meterlos en la cartera y guardarlos hasta llegar a casa, nos sorprenderán al sacarlos todos juntos y ni si quiera tendremos que pensar en comprar nada. No actúan como regalo, pero sí de forma personal nos indicarán las experiencias vividas. De la misma forma podemos juntar las entradas de conciertos o de teatro a los que vayamos asistiendo.

12. Posavasos

Recuerdos de viaje para coleccionar

De la misma forma que se pueden coleccionar cervezas, hay quien expone en sus paredes los posavasos de los diferentes países que visita. Los hay de todas las formas, colores, de marcas comerciales e, incluso, materiales, puesto que tenemos los clásicos de cartón, pero los encontraremos para comprar de policarbonato, plástico o de madera.

Elegantes, útiles para alargar la vida de nuestras mesas, en algunos sitios como en República Checa, son una costumbre muy arraigada cuando nos sentamos en un restaurante. Poner un posavasos indica que vamos a consumir una bebida que suele ser cerveza, existiendo juegos con los propios posavasos. Colocarlos en la parte superior de nuestra jarra indica que no queremos más, o al levantar la cerveza, si queda pegado por condensación indica que pagaremos la ronda.

Además, son muy ligeros, ocupan poco espacio y lo mejor, son gratuitos. Aunque para hacernos con ellos recomendamos dar una propina y quedar bien con el restaurante o bar donde hacemos la consumición. Después, desde nuestro salón, podremos ver que ese posavasos lo conseguimos en este lugar u otro.

13. Billetes Antiguos

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Desde que la mayoría de países de la Unión Europea aceptaron el Euro, conseguir los billetes más antiguos del destino a visitar se ha convertido en una misión casi imposible. Es cierto que hay sitios especializados que nos permiten adquirir este tipo de recuerdos, pagando un artículo para coleccionistas. Hay otros que aún no han entrado a compartir la moneda única, lo que todavía nos da la opción de conseguir billetes raros.

Polonia o Hungría son ejemplos perfectos, y podremos completar nuestros recuerdos del viaje con unos billetes de su moneda original, que dará para realizar “collages”, o simplemente acercarnos a la historia del momento, ya que en los billetes suelen aparecer retratos y grabados de la historia de ese lugar.  Así podremos comprender a sus personajes y acercarnos al pasado.

No hace tanto tiempo era muy común hacer cambio de moneda y llevarnos para casa el recuerdo de las monedas que nos sobraban. Hoy es una misión más dentro de nuestra estancia, pero aún conseguibles, lo que dará un puntito más de aventura a nuestra experiencia de viaje. Nos encanta buscar esas cosas que no son comunes, tomando nuestro tiempo y dedicación.

14. Marcapáginas

Qué comprar cuando nos vamos de viaje

Somos amantes de la lectura y como tales, nos encanta tener un libro en nuestras manos. Ya que hablamos de viajes, no nos referimos solamente a las típicas guías de viaje de los lugares que vamos a visitar, sino a cualquier libro, aunque lo compremos en un idioma que no nos diga mucho. Una recomendación podría ser un libro de recetas del lugar, que siempre puede llegar a ser útil.

Es cierto que comprar un libro para simplemente exponerlo en una estantería puede ser algo que no nos llene, así que nuestra recomendación es llevarnos de nuestro destino, un marcapáginas relacionado con nuestra visita. Servirá para continuar la lectura, llevando parte de un lugar siempre encima estemos donde estemos.

Los hay de miles de formas y colores. Se pueden adquirir en librerías, bibliotecas o en cualquier tienda de suvenires. Son muy económicos, útiles, poco pesados y un pequeño detalle que podremos regalar sin problema incentivando a aquellos que les cuesta un poco más descubrir el mundo de los libros. Muy recomendado.

15. Camisetas de Deporte

Regalos de viaje económicos

En cualquier ciudad hay un equipo de fútbol, baloncesto o hockey que es típico del lugar. Hay quien colecciona aquellas camisetas que son típicas de cada equipo, de los jugadores más importantes, que, además, suelen cambiar año tras año con nuevos diseños y calidades, lo que las puede llegar a convertir en objetos de coleccionista.

Suele ser muy fácil conseguirlas, y suelen estar expuestas a los turistas de forma habitual, ya que se han convertido en una de las opciones favoritas de los más jóvenes, y de aquellos a los que les gusta el deporte. Su rango de precios puede ser desde muy económicas hasta algo prohibitivas, pero casi siempre nos las podremos permitir.

Si no son de deporte, también hay muchas opciones para llevarnos a casa una camiseta típica del lugar, con motivos de monumentos, el clásico corazón con el nombre de la ciudad, o simplemente símbolos reconocibles de nuestro destino. Para gustos los colores, lo cual las convierte en fuente inagotable de regalos.

16. Banderas

Comprar banderas de suvenir

Una de las más bonitas tradiciones de recuerdos es comprar una bandera del país que visitemos y luego exponerla en el techo o la pared. Cada vez que la miremos podremos recordar nuestra experiencia en el país concreto, haciendo un auténtico collage de colores internacionales.

Si encima le añadimos una firma, dedicatoria o una cita de las personas que lleguemos a conocer en nuestro viaje la convertirán en un auténtico mural de situaciones vividas, recordando cada vez que las leamos dónde estuvimos o a quién conocimos, lo cual hará vivir nuestra aventura mentalmente de nuevo.

Una manera distinta de vivir el viaje que acabará con un símbolo nacional de los países en los que hayamos estado, haciéndonos partícipes de su gente, costumbres o gastronomía, además de recuerdos inolvidables.

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